Dark Paradise 10

  Capítulo 3: Días Felices

   3.3: ¿¿Esto es el Paraíso??

    3.3.1: El paraíso para Meg

     Aquella noche no sólo Meg tenía una cita. Chris había quedado con Barry en el "Curlew", y Emily iba a ir a la heladería, con compañía o sin ella. Meg, tratando de ser razonable, miró a Emily y dijo:
-No puedes ir sola, Emily. Te podría pasar algo, y nadie se enteraría.
-Hay gente por la calle, Meg. Si me pasara algo, me aseguraría de que alguien se enterase. Puedo chillar muy alto, ¿sabes?
-Emily, por favor...
-Además, el "Curlew" está muy cerca de la heladería.
-¡Ya he terminado! -anunció Chris, saliendo del baño. -¡La ducha está libre!
  Meg miró a los ojos a Emily y exhortó:
-Prométeme que tendrás cuidado.
-Te lo prometo. -afirmó Emily, con una sonrisa. Meg exhaló un suspiro preocupado y se metió en la ducha. Emily podía ser muy ingenua a veces, y extremadamente torpe cuando se distraía... De verdad esperaba que no la pasase nada.
Cuando terminó de ducharse, arreglarse y vestirse, Chris y Emily ya se habían ido, dejándola un nota encima de la mesa. Reconoció al instante la bonita letra de Emily, que decía:
  "Nos vamos ya, Chris no quiere llegar tarde. Pásatelo bien, y si tienes algún problema, Chris se ha llevado el móvil, llámala. P.D.: No te preocupes, estaremos bien."
  Meg sonrió. De estar allí, Chris la habría llamado boba, por preocuparse tanto. Finalmente, cogió las llaves, cerró la puerta y las escondió dentro de un tiesto. Al salir, se encontró con Danny, que al verla, exclamó:
-¡Buenas noches, Meg!
-Ah, hola, Danny. -murmuró Meg, con fastidio.
-Te has puesto muy guapa... ¿Vas a subir al pueblo? Yo pensaba subir, así que, si quieres...
-Adiós, Danny. -dijo Meg, con firmeza, dejando atrás al muchacho, que se quedó mirándola con cara triste.
  Meg llegó al paseo con el corazón a punto de salírsele de pecho, de tan nerviosa y feliz que se sentía. No había quedado con Mark a ninguna hora en concreto, pero, de algún modo, sabía que él la estaría esperando... y allí estaba, con su radiante sonrisa y su pelo rubio moviéndose con la brisa nocturna. La saludó con la mano, y Meg correteó hacia él.
-¡Hola! -saludó, nerviosa. Mark la cogió de la mano y dijo:
-¿Qué te apetece hacer?
-¿A.. a mí? -balbuceó Meg. -Pues... ehm... No sé... ¿Qué te apetece hacer a ti?
  Mark fue bastante expresivo respecto a lo que le apetecía hacer: simplemente, se inclinó y la besó. Fue un beso bastante corto, pero a Meg la pareció que el tiempo se paraba. Era su primer beso y quería disfrutarlo, aunque no sabía muy bien qué tenía que hacer. Sabía que la lengua entraba en juego en algún momento, pero, ¿cuándo? ¿Era demasiado pronto? ¿Y si no lo hacía bien? ¿Y si a Mark no le gustaba? Pero debía gustarle, porque después del primer beso, hubo otro, y otro más, y un montón más, y, cuando por fin la lengua entró en juego, Meg sintió que estaba en el Paraíso... y fue tan tonta de creer que aquello era el amor.

   3.3.2: El Paraíso para Chris.

    -¡Ya he terminado! -anunció Chris, saliendo del baño. -¡La ducha está libre!
  Meg miró a los ojos a Emily y exhortó:
-Prométeme que tendrás cuidado.
-Te lo prometo. -afirmó Emily, con una sonrisa. Meg exhaló un suspiro preocupado y se metió en la ducha, y Chris se acercó a Emily y preguntó:
-¿Qué pasa?
-Cree que puedo tener problemas si voy sola. -respondió Emily, con tranquilidad.Chris sonrió y dijo:
-Será boba... Ni que fueras una niña pequeña.
-Ya, eso es lo mismo que pienso yo. -admitió Emily, sonriendo con alegría. Chris la miró y dijo:
-Bueno, qué, ¿ya estás preparada? He quedado dentro de media hora y no quiero llegar tarde.
  Emily asintió y se fue a calzarse, mientras Chris terminaba de ponerse las horquillas.  Cogió su bolso, comprobó que llevaba dinero, documentación y el teléfono móvil y, al ver que Emily estaba escribiendo algo en un papel, dijo:
-¡Venga, vámonos! ¿Qué estás haciendo ahora?
-Le dejo una nota a Meg.
-¡Como perdamos el autobús, te voy a hacer subir corriendo! -amenazó Chris, impaciente. Emily terminó de escribir y siguió a Chris.  
Por suerte, llegaron a tiempo para coger el autobús que subía al pueblo, y Chris llegó a tiempo a su cita... incluso demasiado a tiempo: Barry no había llegado aún.
-Será tardón... -refunfuñó Chris, que adoraba la puntualidad. Emily, irradiando amabilidad, dijo:
-Si quieres me quedo contigo hasta que llegue, Chris.
-¿Es que no pensabas quedarte a saludarle, al menos? -reprochó Chris, irónica. Emily se encogió de hombros y replicó:
-Pensaba que ya estaría aquí.
-¡Christine!
  Chris sonrió al oír la voz de Barry, y le vio acercarse a ella, acompañado de Patrick. Burlona, dijo:
-Qué suerte, si hasta tenemos carabina...
-Siento llegar tarde, -se disculpó Barry. -es que no encontrábamos sitio para aparcar.
-¿Tienes coche? -preguntó Chris. Barry, con su adorable sonrisa de niño malo, respondió:
-¡Qué va! Es del primito Pat.
  Chris echó un vistazo a Patrick, y al ver que estaba distraído hablando con Emily, cogió a Barry de la mano y, tirando de él, salió del "Curlew".
-¡Vámonos! -exclamó.
-¿A dónde? -preguntó Barry, divertido.
-¡A cualquier sitio que podamos estar solos! No creo que Patrick nos necesite para nada, y seguro que no le importa quedarse con Emily un ratito.
-Conozco un sitio. -dijo Barry,  guiando a Chris de la mano. Recorrieron el mirador a lo largo, hasta el final del quitamiedos de color blanco que lo bordeaba. Barry se coló al otro lado del quitamiedos, y Chris, riendo de la emoción, le siguió. Estaban en lo alto de los acantilados, en una cornisa bastante ancha para que se sentaran sin correr peligro, resguardada de la vista de mirones. Barry, satisfecho, preguntó:
-¿Te gusta?
-Mucho. -asintió Chris, sonrojada, pensando que aquel lugar era como el paraíso. Se volvió hacia Barry, que la miraba sonriente, y, obedeciendo a un súbito impulso, le besó. Barry la abrazó, devolviéndola el beso, y Chris tuvo que contenerse para no gritar de alegría, que era justo lo que deseaba hacer.

   3.3.3: El problema de Emily.

    -Si quieres me quedo contigo hasta que llegue, Chris. -se ofreció Emily, irradiando amabilidad.
-¿Es que no pensabas quedarte a saludarle, al menos? -reprochó Chris, irónica. Emily se encogió de hombros y replicó:
-Pensaba que ya estaría aquí.
-¡Christine!
  Chris sonrió al oír la voz de Barry, y le vio acercarse a ella, acompañado de Patrick. Burlona, dijo:
-Qué suerte, si hasta tenemos carabina...
-Siento llegar tarde, -se disculpó Barry. -es que no encontrábamos sitio para aparcar.
-Lo habríamos encontrado si hubiéramos salido la primera vez que te lo dije, y no media hora después. -refunfuñó Patrick. Emily sonrió, y dijo:
-Vaya, creo que ahora mismo, no es tu primo.
-Perdona, Emily... Ni siquiera te he saludado. -se disculpó Patrick, tan serio y ceñudo como siempre. Emily sonrió y respondió:
-No importa. Yo tampoco te he saludado. Hum... Hola.
  Patrick se rió, y Emily pensó que no le veía reírse a menudo. Definitivamente, Patrick Derrick era un chico serio, pero la caía bien... mucho mejor que Mark "Profident", desde luego. ¿No podía Meg haberse enamorado de él, en lugar de fijarse en  aquel pijo tarado? Sonrió, y preguntó:
-¿Kate no ha venido esta noche?
-No, -respondió Patrick -no se encontraba demasiado bien. Será una pequeña insolación, está haciendo mucho calor estos días.
-Pobrecilla. -dijo Emily, con sinceridad. Y entonces, se dió cuenta de que Chris y Barry no estaban. Su rostro adoptó una expresión ligeramente entristecida, y Patrick preguntó:
-¿Estás bien? ¿Pasa algo?
-Chris se ha ido. Con Barry. - Suspiró antes de añadir: -Bueno, supongo que está bien así. Tenían una cita, ¿no?
  Patrick asintió, con gesto de cansancio, y masculló:
-Estoy harto de tener que cuidar de ese bobo. Ya es mayorcito, que haga lo que quiera.
-Oh, no te preocupes, Patrick. Seguro que Chris cuidará bien de él. -comentó Emily, pensativa. Luego se encogió de hombros y dijo: -Bueno, ya he esperado bastante. Quiero un helado, y me voy a ir a la heladería a por él. Hasta mañana, Patrick.
-¡Espera! -pidió Patrick. Emily se quedó mirándole, y él añadió: -Te acompaño.
-¿A ti también te apetece helado?
-No. Odio el helado. -confesó Patrick, con su expresión ceñuda de siempre. Emily le miró, inquisitiva, hasta que, enrojeciendo levemente, Patrick añadió: -Pero me apetece estar contigo.
"Oh-oh.", pensó Emily, nerviosa. Patrick era un buen chico y la caía bien, pero de ahí a que la gustara... Sin embargo, asintió, y permitió que Patrick la acompañara. Quizá le apetecía estar con ella para hablar, o porque le caía bien, o sencillamente porque no le apetecía estar dentro del "Curlew", con la noche tan buena que hacía. El problema era que Patrick la había cogido de la mano, y que no quedaba ni rastro de su expresión seria, más bien hosca, sino que la miraba con ternura. El problema fue cuando insistió en invitarla, y cuando, al salir de la heladería, la miró a los ojos y dijo:
-Eres adorable.
"¡¡OH-OH!!", pensó Emily, aterrada. Estuvo a punto de salir corriendo cuando Patrick la acarició el pelo y murmuró:
-Me gustas.
  Emily tagó saliva y, con la voz temblorosa, dijo:
-Esto... va a ser un buen problema.

  (Continuará...)